riacion de sus terminos, que eſto es superable con
la àplicacion, sino en el modo de pronunciar
raro por las narices, rebueltas las palabras
en la garganta; lo que apenas se percibe
à los principios: àllegase tambien hablar
con velozidad, maxime; quando quieren que
no los entiendan; y òtros modos raros.
Parece que èſto avia de poner espanto al
Miʃsionero; pero no ai cosa aspera, ni dificul[=]
tosa a los que tienen àmor de Dios, y zelo
de la salvacion de las àlmas. Ni tampoco debe
desmaiar, quando ve, que los Yndios al
principio, quando le òien predicar, ò hablar
en su lengua, se rien; asi se aprehende, èllos
mismos corrigen el defeucto que uno ha
cometido en su lengua: Es menester hacernos
niños para ganar por eſte medio sus almas;
por que sino, quomodo àudient sine predicante?[1]
y no puede èllos òir, ni uno predicar, si no
sabe èl idioma - fides exaudicem[2] &c. Ó quanto
consuelo resiviremos en el trabajo, que
se ha puesto en la lengua, quando veamos,
que mas àlmas se salvaran por eſte medio?
Supuesto, que èl Redemptor para salvar=
nos con su copiosa redempcion, dio toda
su preciosisima sangre, pongamos tambien
nosotros eſte corto trabajo, que sirva
para rescatar mas almas de la tirania
del Demonio, y àunque por este medio su=
pieramos, que no se avia de salvar sino
una alma hera bien èmpleado el trabajo.
Y si fuese tan infelix la suerte que despues
de haver eſtado remando, y sudando, no se
pescase ninguna, sin duda con todo èso